Me hundo en palabras vacías
que
borbotean de mi silencio herido.
Van
manchando mi soledad
de
sentimientos moribundos
y muertas
sonrisas, desfiguradas,
cómicas
por su gesto de dolor y su tristeza.
Mi amor
abandonó la lucha cansado
de
tropezar con tu espalda,
arrastrando
sus heridas
por la
ausencia de tu verbo,
dejándote,
con cada lágrima,
en el
camino un verso.
De mi
pecho brotan miles de mariposas
que, tras
devorar mis entrañas,
han
encontrado una salida
por el
cristal roto de la ilusión.
Mi
sangre, dormida,
se diluye
con el alcohol
y se
consume alimentando el pábilo
que
iluminaba mi vida,
ahora
colmada de sombras
donde
retozan la ironía y la cordura.
Vomito
cobardes sentimientos
que
suelto a chorros
salpicando
algún que otro corazón
que, en
la distancia, se acomoda
en su
correspondido amor.
Abandono
la lucha, sin fuerzas,
cansado
de abrazos vacíos,
de la
misma sonrisa torcida,
de un
pecho atravesado por los nervios.
Ya me he
hecho un hueco
entre tu
silencio y mi soledad,
arropado
por el vacío de mis palabras,
al calor
de una hoguera alimentada
por mis
sueños, sentimientos e ilusiones.
Dejo mi
alma limpia y calmada,
despidiendo
al amor
llorando
tras una puerta.
No quiero cerrar los ojos,
si los
cierro te sueño en un beso.
Cómo poder decirte adiós
si mis
labios no son capaces de hablar.
Mis
lágrimas me acompañan
en estos
momentos
recordando
tu sonrisa,
tu
carácter, tu fuerza y valentía.
Has sido
un regalo como persona
y ejemplo
de mujer luchadora,
con tu
palabra amable
y tu
gesto positivo ante la batalla,
con la
cabeza bien alta.
No, no
quiero creer que te has marchado,
no quiero
ni pensarlo.
Mi alma
se desgarra en jirones
mientras
te guardo en mi pecho.
No puedo
darte mi adiós,
siempre
te llevaré bien dentro
y a buen
recaudo,
con tu
sonrisa,
en un
beso y tu abrazo.
Que guarde silencio no significa
que mi
alma calle.
Que
prefiera no recordar
no quiere
decir que te tenga en el olvido.
Mis
suspiros han cesado por adormecer
mis
ilusiones al calor de mi pecho.
Dejo mi
ser libre de soledades.
Dejo mi
alma volar libre,
sin
insanos lastres de dudas y temores;
va a
regalarse de sonrisas y afectos añorados.
Va a
llenar mis ojos de destellos
de
alegrías y sorpresas.
Me
colmaré de abrazos perdidos y de locuras.
Coparé
mis oídos de tantas risas,
de tantas
que no podré albergar
más
sombras en mi interior.
Dejaré
marchar mis amores solitarios
con la
brisa,
que
vuelvan con sus dueñas
sin
volver la vista.
Dejaré mi
hogar limpio de polvo y paja.
Perdonaré
sin olvidar, sin rencor.
Silenciaré
mis oídos
para no
volver a errar con más mentiras.
Seguiré
siendo pañuelo y consuelo.
Seguiré
teniendo un corazón de cristal.
Seré
sensible y volveré
a sufrir
por un tonto amor.
No
olvidaré ni un gesto,
ni una
mirada,
ni una
palabra o caricia.
Sólo no
quisiera recordarlas.
Porque
vivo y respiro,
porque
siento y me duele
haber
callado tantos te quiero.
Pienso en
mí por momentos,
por eso
no olvido
y guardo
silencio.
Comentarios
Publicar un comentario